Literatura
Elsa Bornemann.
Por Ayelén Araujo
El
24 de mayo lamentablemente falleció Elsa Bornemann a la temprana edad de 61
años. Su ausencia será sentida en el ámbito de la literatura infantil… y no tan
infantil. Su cuento “Un elefante ocupa mucho espacio” fue censurado en la
última dictadura militar argentina. Sus historias en cuentos como “Mil grullas”
(centrado en la vida de dos niños que vivían en Hiroshima antes de la famosa
bomba nuclear) suelen ser muy profundas:
“Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era
nuevo. Como todos los chicos. Porque ellos eran nuevos en el mundo. También,
como todos los chicos. Pero el mundo era ya muy viejo entonces, en el año 1945,
y otra vez estaba en guerra.”
Varias
de sus obras son trabajadas en las escuelas, quizás por la capacidad de captar
la atención de niños y jóvenes propia de sus cuentos de terror (recogidos en Socorro: doce cuentos para caerse de miedo,
entre los que figura “Manos”, y Queridos
monstruos: diez cuentos para ponerte los pelos de punta). También “Un
elefante ocupa mucho espacio” es usado para realizar actividades escolares en
el Día de la memoria (24 de marzo).
Elsa Bornemann tenía una dinámica con los chicos que hacía circular sus
libros, y se expresa en fragmentos como este:
“Queridos chicos: En
el dormitorio de la casa de mis padres había un espejo. Mejor dicho, hay un espejo, pero a mí me parece que no fuera el
mismo de antes. Les voy a contar por qué: cuando yo era chica y sabía hacer
cosas importantes, tales como gastar enteritas las siestas del verano corriendo
tras las mariposas o dibujando con tiza en las paredes, ese espejo jugaba
conmigo. Sí. Como lo oyen: jugaba conmigo. Yo me paraba frente a él y ya no estaba sola. Desde su luna brillante y ovalada me sonreía una nena
muy parecida a mí que, tocándome la
cabeza con una varita, lograba convertirme en dragón, humo o astronauta...”
Desde su lugar como escritora, nos lleva a través de cada renglón a la
importantísima fantasía de la imaginación.
La
homenajeamos debiéndole el legado de creativos formatos, como los que usa en Disparatario, por ejemplo textos para leer en espejo y al
revés; también pertenecen a su autoría los reconocidos: Amorcitos sub-14, Cuadernos de Delfín, El niño envuelto y El libro de
los chicos enamorados, entre muchos otros.
El espejo distraído
Tengo
un espejo distraído.
Me marea con sus olvidos.
Sé que no lo podrán
creer
y él, como siempre está
en la luna,
no reflejó imagen
alguna.
Por supuesto, yo me
asusté;
muy enojada lo reté.
Él, entonces, se
disculpó
y enseguida me dibujó...
mas con la cara empañada
y media trenza
borroneada.
Adivinen lo que pasó
cuando mi tío se miró
utilizando una gran lupa
y teniendo la gata a
upa...
Pues mi espejo tan
distraído
hizo una mezcla,
confundido,
y mi tío se vio con
cola,
bigotes, una mano sola,
el chaleco descolorido
y su cigarro en dos
partido.
¡Y la gata casi se mata
al reflejarse con
corbata!
Este es uno de sus
tantos poemas para chicos, que juega con hechos atractivos para los niños, pero
también con símbolos que representan sentidos, como el animal que se espanta de
verse vestido con corbata.
Es redundante decir que Bornemann fue galardonada en diferentes y
merecidas ocasiones, pero su trascendencia se encuentra en su impacto en varias
generaciones.