miércoles, 5 de junio de 2013

Despedimos a Elsa Bornemann [Con Amor y Respeto]

Literatura 
Elsa Bornemann.


Por Ayelén Araujo

El 24 de mayo lamentablemente falleció Elsa Bornemann a la temprana edad de 61 años. Su ausencia será sentida en el ámbito de la literatura infantil… y no tan infantil. Su cuento “Un elefante ocupa mucho espacio” fue censurado en la última dictadura militar argentina. Sus historias en cuentos como “Mil grullas” (centrado en la vida de dos niños que vivían en Hiroshima antes de la famosa bomba nuclear) suelen ser muy profundas:
“Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era nuevo. Como todos los chicos. Porque ellos eran nuevos en el mundo. También, como todos los chicos. Pero el mundo era ya muy viejo entonces, en el año 1945, y otra vez estaba en guerra.”
  Varias de sus obras son trabajadas en las escuelas, quizás por la capacidad de captar la atención de niños y jóvenes propia de sus cuentos de terror (recogidos en Socorro: doce cuentos para caerse de miedo, entre los que figura “Manos”, y Queridos monstruos: diez cuentos para ponerte los pelos de punta). También “Un elefante ocupa mucho espacio” es usado para realizar actividades escolares en el Día de la memoria (24 de marzo).
  Elsa Bornemann tenía una dinámica con los chicos que hacía circular sus libros, y se expresa en fragmentos como este:
  “Queridos chicos: En el dormitorio de la casa de mis padres había un espejo. Mejor dicho, hay un espejo, pero a mí me parece que no fuera el mismo de antes. Les voy a contar por qué: cuando yo era chica y sabía hacer cosas importantes, tales como gastar enteritas las siestas del verano corriendo tras las mariposas o dibujando con tiza en las paredes, ese espejo jugaba conmigo. Sí. Como lo oyen: jugaba conmigo. Yo me paraba frente a él y ya no estaba sola. Desde su luna brillante y ovalada me sonreía una nena muy parecida a mí que, tocándome la cabeza con una varita, lograba convertirme en dragón, humo o astronauta...”
  Desde su lugar como escritora, nos lleva a través de cada renglón a la importantísima fantasía de la imaginación.
  La homenajeamos debiéndole el legado de creativos formatos, como los que usa en Disparatario,  por ejemplo textos para leer en espejo y al revés; también pertenecen a su autoría los reconocidos: Amorcitos sub-14, Cuadernos de Delfín, El niño envuelto y El libro de los chicos enamorados, entre muchos otros.
El espejo distraído
Tengo un espejo distraído.
Me marea con sus olvidos.
Sé que no lo podrán creer
pues —coqueta— me miré ayer
y él, como siempre está en la luna,
no reflejó imagen alguna.
Por supuesto, yo me asusté;
muy enojada lo reté.
Él, entonces, se disculpó
y enseguida me dibujó...
mas con la cara empañada
y media trenza borroneada.
Adivinen lo que pasó
cuando mi tío se miró
utilizando una gran lupa
y teniendo la gata a upa...
Pues mi espejo tan distraído
hizo una mezcla, confundido,
y mi tío se vio con cola,
bigotes, una mano sola,
el chaleco descolorido
y su cigarro en dos partido.
¡Y la gata casi se mata
al reflejarse con corbata!

  Este es uno de sus tantos poemas para chicos, que juega con hechos atractivos para los niños, pero también con símbolos que representan sentidos, como el animal que se espanta de verse vestido con corbata.


  Es redundante decir que Bornemann fue galardonada en diferentes y merecidas ocasiones, pero su trascendencia se encuentra en su impacto en varias generaciones.
 

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