viernes, 10 de mayo de 2013

Alma, de Armando Saire y Lorena Székely

...De cuando dejó de ser Victoria y empezó a ser Alma
Por Tomás Rodríguez


Los Quilmeños tenemos un motivo para celebrar: tener en nuestros pagos la posibilidad de asistir a un espectáculo que revela a una artista formidable. Hablo de la obra Alma de Armando Saire y Lorena Székely, cuya dirección está a cargo del primero y de Leonardo Odierna, que se presentará los domingos 5 y 12 de mayo y el 19 de mayo a las 20.00 hs en nuestra Casa de Arte Doña Rosa.
¿La trama? El texto es poético y sencillo, y rescata una historia típica del folklore popular: una ingenua y dulce chica del interior viaja a Buenos Aires por trabajo y termina siendo abusada y obligada a prostituirse. El texto está inspirado además en la película La profesión de Irina Palm (2007, Sam Garbasky) y en la obra de Bertold Brecht El alma buena de Se Chuan.
La obra transcurre por lugares comunes de las historias que cuentan los tormentos que aquellos que vienen “del interior” sufren al enfrentarse a la violenta vorágine de las grandes urbes y sus personajes siniestros. Pero, aunque el texto es sencillo y uno logra adivinar qué vendrá después (no peyorativamente, si no descriptivamente), es este espectáculo la prueba cabal de que el arte es sobretodo cómo y no tanto qué; este es un cuento cuya historia es simple pero quien lo cuenta es un magistral narrador. Me estoy refiriendo con esto a la intérprete (también responsable de la dramaturgia) Lorena Székely, una criatura escénica de la que Quilmes no puede perderse, y de la que no se ha perdido ya mucha gente (aclaremos que este espectáculo viene haciéndose en Capital Federal desde hace un tiempo y que ha sido elogiado por medios como La Nación y Revista Veintitrés)
Lorena es apabullante, y es imposible no sentirse tomado por su interpretación. Su actuación es inteligente, y que no se entienda por esto la acepción obvia de que remite a la actividad intelectual puramente analítica: es inteligente porque hace pensar, hace trabajar la cabeza, la escena no nos da todo servido, sino que insita a seguir la historia a través de la mirada que proyecta en el espacio, un sutil cambio de tonalidad física que nos indica que ahora la actriz no es más un personaje, sino otro con igual carnadura que el anterior, las palabras bien dichas; el uso de una larga melena negra que nos muestra el tren, la ventanilla, el asiento, la lluvia que la moja, sin ninguna necesidad de escenografía (la puesta es despojada, tan solo una silla, una maceta y un antiguo maletín marrón acompañan a la actriz en escena, más los cambios de luces que refuerzan climas). El espectador “se asoma” por medio de todas estas cosas que componen la interpretación del cuento que se desea contar.
Con todo esto, ella sola nos lleva de viaje, un viaje similar al que su personaje hace desde su pueblo natal a la Gran Ciudad que se le presenta primero “llena de luces como si fueran bichitos de luz” pero que le reserva tan sólo un sinfín de malas pasadas.
Lorena Székely es como una trovadora juglaresca, que viene de lejos sola para contarnos, con toda su presencia, un pequeño cuento sobre un escenario.
No exagero cuando digo que este tipo de espectáculos nos muestra como pocas veces que es teatro. Más allá de las obras más espectaculares, llenas de lenguajes holgadamente trabajados como la luz, el vestuario, la escenografía (las cuales son para nada despreciables) acá tenemos una actriz y un espacio: sobre él, el intérprete con su pelo, sus manos, su voz, el cuerpo entero, transmite más allá de lo que cuenta. Y el teatro es eso que sucede a través de la acción del actor/actriz. Esa es la razón por la que recomiendo esta obra, la que nos cuenta una historia que hemos escuchado en forma de crónicas miles de veces, pero que nos deja en estado catatónico, pensando: “no puedo creerlo, esto pasa en serio; yo lo sabía, pero ahora vuelvo a saberlo”. Es por eso, y no por otra cosa, que se siguen tomando historias mínimas y se las transforma en trabajos máximos.
La tierna y estremecedora cita es en nuestra Casa de Arte Doña Rosa, Colón 279; Quilmes.
Reservas: 4224-7270. Entradas: $40.

Staff:
Dramaturgia: Armando Saire, Lorena Székely
Diseño de Iluminación: Nestor Navarría
Escenografía y Vestuario: Mercedes Piñero
Producción: Pablo Mariuzzi
Asistencia de Dirección: Nestor Navarría
Producción General: Grupo Sin Guardia

Prensa: TEHAGOLAPRENSA
Comunicación: Luciano Székely
Fotografía: Lucila Arietti (www.flickr.com/aycholita)
Tráiler: Andrés Portaluppi, Lucía Manzano
Blog: http://almaunipersonal.blogspot.com


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miércoles, 8 de mayo de 2013

Inside Woody Allen [Link de Descarga]


Historietas
Inside Woody Allen

Por María Lamas Lagiglia (@MariaDLirio)



Una cosa que ya deben de haber notado es que, más que boludear en internet, me gusta boludear en las librerías de la calle Corrientes; y una cosa que seguro no saben es que en mi vida vi muy pocas películas de Woody Allen (perdón, es que siempre que lo intento o falla Cuevana, o la que quiero no la tienen en el videoclub, o se corta el cable… soy Bad Luck Chibi). En fin, ustedes se preguntarán ¿qué tienen que ver estas dos cosas con la columna? Bueno, el otro día (hace como un año) estaba boludeando por Corrientes y me encontré con un libro que en la tapa simplemente decía” Woody Allen 2: un libro de humor” y tenía una caricatura suya, lo abrí y… Oh por Dios son historietas. En ese momento, lo único que pensé fue “si no puedo ver sus películas, por lo menos debería leer sus historietas”.
 Este librito pertenece a una serie de libros editados en México que recopilaban algunas de las viñetas pertenecientes a la historieta “Inside Woody Allen” escrita y dibujada por Stuart Hample (aunque al principio firmaba con el seudónimo Joe Marthem, no estoy segura de la razón) basadas en los libros de notas personales que el mismo Woody le prestó a Hample para la realización de esta historieta, además de plagiar sus películas y sketches con el permiso del señor Allen, por supuesto.
En mi opinión, la tira tiene un dibujo sencillo en blanco y negro y no demasiado cargado de líneas (recurso que utilizan algunos dibujantes al no poder colorear) y, en algunos casos, los dibujos se repiten con distintos diálogos… y de los diálogos no hay mucho más para decir de lo que ya se dijo (que en su mayoría están basado en el diario personal de Woody Allen).
Actualmente, la edición que tengo yo, aunque barata, es muy difícil de conseguir.  También hay una edición mucho mejor llamada “Ponte en lo peor” con prólogo de Stuart Hample, las tiras divididas por temas y fotografías de las ediciones originales (con las correcciones del autor, las separaciones de color para el impresor y demás detalles para cholulear acerca de la forma de trabajar de los caricaturistas profesionales), pero este hay que pedir que te lo traigan de afuera y es un quilombo. Bueno, yo no escribí esta nota al pedo para que ustedes deseen leer la historieta y no puedan hacerlo, y, como me debo a mi público, les escanee completito el libro que tengo y lo comparto encantada con ustedes (perdonen si por ahí las hojas parecen chuecas o amarillas, pero es que además de ser un libro viejo, es una edición bastante desprolija). El libro te lo podes descargar haciendo click -->aquí<--  sí, sí, click en la palabra “aquí”.
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martes, 7 de mayo de 2013

"Diario de una sumisa" de Sophie Morgan


Literatura
Diario de una sumisa

Por Ayelén Araujo

Al igual que el aluvión de vampiros que merodearon (y aun merodean) por las vidrieras de las librerías y luego de un intento poco fructífero de los demonios y los ángeles caídos por instalarse como tema para los próximos best-sellers, ahora el erotismo (canalizado en prácticas sadomasoquistas) invade los libros. A continuación del éxito de Cincuenta sombras de Grey, que alcanzó a un público variado aunque mayoritariamente femenino,  Diario de una sumisa, de Sophie Morgan, lo reemplaza en la misma categoría temática. Los relatos de la novela están basados en las experiencias personales de la autora.
La historia se desarrolla desde la adolescencia de la protagonista, Sophie, y su gradual descubrimiento de sus gustos y pasiones, hasta ahondar en sus vivencias actuales. Las breves reseñas sobre la vida de Sophie nos permiten vislumbrar  (e incluso ella misma se lo plantea) la contradicción entre su independencia, primero como estudiante universitaria responsable y luego como periodista, y su complacencia al someterse sexualmente a alguien más.

Las experiencias sexuales (que, demás está remarcar, abundan en el libro), más que ser descriptivas, tienen su eje en explicar el modo de llevarse a cabo la sumisión en el plano psicológico, llegando a resultar desagradable el grado de humillación al que se deja inducir Sophie para permanecer en el juego. Es decir, se enfocan en la lucha de poder y por mantener el control de la protagonista con su pareja, más allá de la escena que estén representando. La construcción psicológica de los personajes la veremos sobre todo a través de estas imágenes, no ahondando demasiado en ellos excepto en el caso de Sophie.
Diario de una sumisa, como suele ocurrir con los best-sellers actuales, nos pasea rápidamente por sus páginas sin ofrecernos un contenido profundo, aunque seguramente varios de sus lectores se contenten con merodear entre sus líneas para saciar curiosidades.
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lunes, 6 de mayo de 2013

Especial: Suecia

No hay bandas en Suecia que no sorprendan al mundo

Por Jonathan Ilardi (@Gavroulis)


Suecia es hogar nativo de muchas bandas hoy ultra-conocidas: Léase Ace of Base, Roxette, Abba, The Cardigans... Y la lista sigue. Pero el enfoque, como siempre, estará puesto en el tránsito bajo de ese mundillo musical, revelando que hay mucho talento allí por conocer. Las voces femeninas en el swedish-pop predominan, mientras que el punk sueco logra muy aceptables niveles de arreglo, y es allí donde las voces masculinas brillas como flamas.


1. Cloudberry Jam

Dando el tranquilo primer paso está Cloudberry Jam y su disco Providing the Atmosphere (1996). Este grupo es casi una rareza de los '90 que gozó de cierta repercusión en su propio país en aquel entonces; sin embargo, es en Japón donde se sienten como en propia casa entre el público. Tras una separación de alrededor de quince años -provocada por el regreso a la universidad de la cantante Jennie Medin-, recientemente decidieron retornar con un nuevo trabajo, Now and Then (2013), que sólo se consigue en formato físico en Japón o digitalmente en iTunes. Cloudberry Jam provee una atmósfera cargada de jazz-pop, condimentado finamente con leves toques de bossa-nova y algunas otras influencias de ritmos latinoamericanos. El resultado: melodías muy alegres, serenas y movidas que enriquecen sanamente el alma.

Cloudberry Jam - Nothing to Declare



2. Komeda

Komeda pertenece también a los '90, y compone junto a Cloudberry Jam y The Cardigans un interesante tridente pop a finales de esa década. Su tercera obra What Makes It Go? (1998) -la mejor- continúa con el sonido futurista que otorgan desde The Genius of Komeda (1996) aunque también pisan la senda funk con todo placer. Lo cierto es que ya al reproducir Binario, el tema que abre el primer disco mencionado, comenzaremos a darnos cuenta que estamos perdidos en una divertidísima dimensión altamente amable al oído. Dejemos que nos lo cuente Lena Karlsson y compañía en este tema.

Komeda - A Simple Formality

A Simple Formality by Komeda on Grooveshark

3. The Cardigans

The Cardigans logró hacerse un espacio en el corazón de todos a fuerza de muy buenas canciones. ¿Quién no cantó por ahí "Love me, love me! Say that you love me..."? ¿O silbó/tarareó ese guitarreo afiladísimo de My Favourite Game viendo a Nina Persson colisionar a toda velocidad en aquél coche descapotable? Lejos ya de las canciones edulcoradas de Emmerdale (1994) y First Band on the Moon (1996), el tono sombrío de Gran Turismo (1998), y el country confesional de Long Gone Before Daylight (2003), en 2005 su último trabajo fue Super Extra Gravity: una obra espectacular que reluce el lado más rockero de esta banda, a través de fuertes canciones muy agradables. Aunque su contraparte dulce nunca desapareció por completo, porque algunos temas de este disco siguen evocando esa personalidad suave que bien los define.

The Cardigans - Godspell

Godspell by The Cardigans on Grooveshark


4. The Soundtrack of Our Lives

Y mientras la lista se desplaza poco a poco hacia el lado del rock puro y duro, ahora toca hablar sobre The Soundtrack of Our Lives y su disco Origin vol. 1 (2005). La admiración que Peter Lundberg, cantante de TSOOL, siente por grandes bandas de los '60 -léase Love, Stooges, the Rolling Stones, Pink Floyd- lleva a que su actual banda sea un vivo homenaje en cada canción a todas esas bandas y quizás más. La intención es clara: desde el vamos, la búsqueda de un sonido antiguo en plena modernidad es sumamente notable. La psicodelia vuelve a hacerse presente: The Soundtrack of Our Lives tiene la esencia para hacerte viajar.

The Soundtrack of Our Lives - Borderline

Borderline by The Soundtrack of Our Lives on Grooveshark


5. The Sounds

Siguiendo por la autopista del rock sueco, es el honroso turno de The Sounds, que con sus guitarras aceleradas, y la sólida voz de su cantante Maja Ivarsson, nos insta a avanzar a toda marcha. Luego de un buen comienzo con Living in America (2003), el segundo Dying To Say This To You (2006) es sin lugar a dudas su mejor disco: el rock super bailable y buenas dosis de puntiagudos teclados convierten a esta obra en un viaje frenético que no desea menos que superar todos los obstáculos alrededor. Hay gran poder en todas y cada una de sus canciones, desde el intenso arranque que supone Song With a Mission, hasta la leve Night After Night. No cabe duda de que estamos ante uno de los mejores ejemplos musicales que Suecia puede dar.

The Sounds - Song With a Mission

Song With A Mission by The Sounds on Grooveshark


6. Mando Diao

En la ante-última parada está Mando Diao y su disco Ode to Ochrasy (2006), una obra conceptual, un album que debe casi obligatoriamente ser escuchado de principio a fin, que hace referencia a los momentos "post-locura" que la banda tuvo mientras hacía recitales sobre su aclamado anterior disco Hurricane Bar (2004). Los títulos de algunas canciones llevan nombres de personas, guiño que han hecho hacia las bizarras personalidades que conocieron a lo largo de la gira. En resumen, Mando Diao tiene mucho para contar... ¿Y qué mejor que escucharles si no es acompañados con su mejor música compuesta hasta ahora?

Mando Diao - Tony Zoulias (Lustful Life) 

Tony Zoulias (Lustful Life) by Mando Diao on Grooveshark


7. The Hives

Decir The Hives es decir quilombo, básicamente. Decir The Hives es decir "rompan todo!" Decir The Hives es decir energía pura, porque eso es lo que sobra cuando escuchemos cualquiera de los cinco discos que posee esta banda. Y en esta ocasión final se hará hincapié sobre el cuarto: The Black and White Album (2007), que marca cierta ruptura con la forma en que se desarrolló comparándolo con los discos anteriores: para empezar, en la producción del disco estuvieron involucrados nombres como Pharrell Williams y Jacknife Lee, como así también ellos mismos. Existen canciones que dejan un poco de lado el punk explosivo característico para experimentar otro tipo de ritmos, como A Stroll Through Hive Manor Corridors, o T.H.E.H.I.V.E.S., donde en este último puede notarse a simple escucha la mano de Williams.
The Hives puede tener una estética elegante y al mismo tiempo caricaturesca para hacer punk -escuche Giddy Up!-, puras fachadas para mostrar que detrás de todo eso, las ganas de hacer música totalmente "liberadora" no merman ni un poco, siempre se puede alcanzar más. A fin de cuentas, ninguna otra música lo dice mejor: El punk es justamente eso... Ser lo más.

The Hives - Won't Be Long

Won't Be Long by The Hives on Grooveshark


La lista queda corta sólo con estos ejemplos citados. Prometemos que en algún momento habrá una segunda parte. Para ir mejorando la idea musical de cada uno, es menester conocer en buena parte la obra de todos estos grupos.
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An arrow can only be shot by pulling it backward.


Nota de Opinión
Nunca una aceptación del dolor

 Por Santiago Riccardi

An arrow can only be shot by pulling it backward. When life is dragging you back with difficulties, it means it’s going to launch you into something great.
Esta frase (que en español dice: una flecha sólo se puede disparar tirando hacia atrás. Cuando la vida te tire para atrás con dificultades, significa que te va a lanzar hacia algo mejor) que compartí esta semana en una foto en Facebook, me hizo sentir tan identificado con mi vida y con la de otras personas que decidí compartirlo con ustedes.
Yo sé que los lectores de este diario no conocen mi vida, así que aquí va un pequeño resumen. Nací en Buenos Aires, Argentina. Pasó mucho tiempo (15 años para ser exacto) y un tal jueves mi padre fallece.
Esto fue  un tremendo golpe para mi familia, en una época en la que éramos tan felices.
Los segundos, los minutos, las horas, los días y los meses pasaron y, antes de llegar al año del fallecimiento, nuestra Hiroshima vuelve a explotar.
Mi tío, que había pasado a ser mi figura paterna, que me había acompañado en todo a mí y a mi familia se va a tocar sus últimas notas con mi papá al cielo. Los meses, los días, las horas, los minutos y los segundos retroceden de repente y ahora el golpe es más fuerte, ahora la herida casi suturada se vuelve a abrir.
Cada vez que la vida te de empujones hacia atrás, y pienses que la frase del principio es cualquiera, acordate de que no hay distancias sin poder recorrer ni caminos dónde no se puede llegar. La vida siempre tira hacia atrás, pero hay que ser más fuerte y nunca ceder ante ella.
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TEATRO ISABELINO


Texto de opinion
TEATRO ISABELINO

De Shakespeare y su cercanía.

 Por Tomás Rodríguez


A Shakespeare se le tiene miedo, pánico, una especie de respeto sacro que no hace más que evitar que lo conozcamos realmente. La cultura, a menudo traidora, nos lo ha vendido como un escritor “alto, impoluto, un autor universal, un clásico siempre vigente, exquisito, un british gentleman al que hay que leer con los guantes puestos”. Y no es cierto.
Es interesante, siempre interesante, el debate entre “lo culto” y “lo popular”. Ambas impresiones culturales tienen, en mi opinión, una imagen errada de la otra. Parece haber unas ansias inexplicables por “alejarle” a Shakespeare al gran público, pintando al bardo británico como un escritor casi “para intelectuales”. Ese pedestal que nos lo deja lejos a Shakespeare es opuesto a la cercanía original de su teatro y, cuando digo cercanía, me estoy refiriendo a una cercanía además de conceptual o intelectual, a una cercanía proxémica.
 No olvidemos que la característica fundamental de un texto teatral es que ha sido escrito para ser representado, es decir, es un texto para la acción. Y su lectura se completa, en realidad, encima de un escenario o espacio escénico.
Para comprender cabalmente la popularidad de Shakespeare (entendiendo por “popular” que es “relativo al pueblo”, “que está relacionado con el pueblo”) debemos revisar las condiciones esceno-técnicas según las cuales estos textos fueron pensados. Para eso, hay que remontarse al siglo XVI, encontrarnos con el Shakespeare que escribía y dirigía sus obras en el teatro El Globo (el cual aun está en pie a orillas del Támesis, y el cual se sigue usando como teatro). En primer lugar, no existía esa concepción de escritor o dramaturgo que escribe la obra de teatro en la soledad de su estudio, mucho antes de que haya actores o un director o una compañía dispuesta a llevar adelante la obra. No. El drama isabelino es casi un libreto televisivo, seguramente escrito para determinados actores, en función de sus capacidades y hasta de protagonismo (empieza en esta época la concepción de actor estrella).
Las funciones eran llevadas a cabo durante la tarde con luz natural, recordemos que no había luz eléctrica en ese momento y, por lo tanto, no había capacidad técnica para jugar dramáticamente con la luz, ni hacer efectos lumínicos, ni resaltar algo en particular. El escenario era un tablado de no más de 30 mts². Por lo tanto, debido a las condiciones lumínicas y espaciales, el tipo de actuación era sobretodo ejecutada de la cintura para arriba, se valoraba, por sobre todas las cosas, la potencia de la voz de los actores para hacerse escuchar y su gestualidad (quizás hasta exagerada). Esto generaba que el drama descansara sobretodo en el texto. El teatro isabelino es un teatro escrito más para ser escuchado que para ser leído. Los actores “contaban” lo que pasaban, más de lo que lo “actuaban”. Pero, además, los teatros eran lugares donde se comía, se bebía, e incluso, aunque no muchos lo saben, los espectadores se entregaban a sus instintos sexuales en plena función (se sabe que muchas mujeres salían embarazadas del teatro). Poca luz, poco espacio, la tensión dramática descansando sólo sobre el texto, ¿Qué podemos sacar como conclusión de esto? ¡Los textos deben ser atrapantes y divertidos para el espectador, y deben de  llamar su atención! Y Shakespeare no es un intelectual snob que escribe para gente que analiza rigurosamente su “intelecto” leyendo sus textos en clases magistrales para pocas personas: ¡El teatro Shakesperiano es la telenovela del siglo XVI! Es divertido y dramático, y tiene tensión, momentos cómicos, debates políticos, momentos de acción, escenas grandilocuentes e intimidad, variaciones en el tono y en el ritmo, hay traidores, enamorados, villanos, bufones: el teatro debe tenerlo todo para poder captar la atención del espectador. Es posible que haya tenido hasta números musicales, de baile o de canto interviniendo en la acción. Y es una verdadera lástima que esto no quede claro a la hora de acercarse a este genio del teatro.
Las funciones, por aquellos días, duraban seis horas: nadie representa hoy día los textos completos del bardo inglés, son adaptaciones y versiones, algunas mejor hechas que otras (interesante y grande es la audacia del director Carlos Rivas en la puesta que realizó de Hamlet junto a su esposa, la gran Gabriela Toscano, donde el texto era representado casi íntegramente pero con un ritmo que lo volvía llevadero). Esta es otra de las razones por las cuales los textos debían de tener todo tipo de golpes de impacto, y hasta se sabe que los vestuarios de los personajes debían de ser por cierto llamativos, además de que las actuaciones eran tipificadas: el malo era “el malo”, el enamorado era “el enamorado” y el personaje cómico un autentico bufón.
Para comprender lo que digo respecto a la estructura en golpes de impacto, nos alcanza con abrir Coriolano y descubrir cómo es cada escena que transcurre. Comienza “In medias res”, o sea, con la acción empezada para introducir directamente al espectador en el conflicto (estos conflictos eran propios de la época). Conocemos a Coriolano por su actitud de militar orgulloso, pero también por las cosas que los personajes dicen de él. Pasamos de esta escena de pueblo a una escena en la esfera política, en el Senado de Roma. Luego a la casa de Coriolano, donde conversan su madre y su esposa: escena íntima, esfera privada del personaje con abundante descripción costumbrista, el tono ha cambiado completamente del debate político a mostrarnos la vida hogareña del protagonista. Y tenemos hacia el final de la obra una típica escena cómica entre los criados de Aufidio y Coriolano, para finalizar de una forma trágica, con el castigo de Coriolano por alta traición a Roma (no me detendré aquí en los detalles de la trama de la obra, con el fin de ceñirme al propósito de comentar lo variable que es el tono a lo largo de ésta, y de cualquier forma es una obra que puede conseguirse y de lectura recomendable).
El escenario, salido de la pared en forma de pasarela hacia el patio donde se amontonaba la gente, al contrario de lo que pasa en nuestros días, en los que tenemos un escenario metido adentro de la pared, permitía que los espectadores estuvieran cara a cara con los actores, que pudieran acaso hasta tocarlos, y esta cercanía era hasta explotada dramáticamente: imaginemos cómo deben de haberse percibido las escenas sanguinarias, de desmembramiento, violaciones, asesinatos, de Tito Andrónico, teniendo al público tan cerca. Seguido de esto, había chistes y pasos de comedia de los mismos personajes que hacía un momento habían enterrado sus puñales en la carne de sus víctimas. Hay todo un análisis de cómo se mezcla la violencia con la comicidad en el teatro isabelino.

Luego de estos datos, y eso que no me detengo a hablar sobre las tramas de estas obras isabelinas, ¿no queda claro que Shakespeare y todos sus contemporáneos, escribían para el pueblo? No se debe permitir que la cultura cristalice a nuestros genios en lugares rígidos, intentemos verlos tal cual eran: quizás, no tan lejanos como nos quieren hacer creer.
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