Por Santiago Riccardi
¿Pregunta incómoda,
verdad?
Hay quienes dicen
que escriben por dinero, pero en ese caso… ¿Para qué escribimos?
Más acertadamente,
están los que escriben para conocer, para entender, para saber… Pero vuelve la
pregunta ¿para qué escribimos?
Partiendo de la
base de que escribimos porque queremos, ya que no hay un mandamiento que dice:
“Escribirás novelas por sobre todos los géneros”. Se escribe para sobrevivir,
por costumbre o inclusive para matar la costumbre.
John Banville
confiesa que escribe “para dar territorio porque no se sabe escribir bien”. Mi pasión por la
escritura empezó en mi temprana edad de 4 años. Motivado por mis padres, me
llevaron a una biblioteca donde se daban talleres de literatura. Nunca me voy a
olvidar de mi primera tarea del Taller: “Describir poéticamente tu vida si
fueses un león”.
Al llegar a mi
casa, le insistí a mi mama que me ayudara a escribir. No conocía todas las
palabras, pero desde ese entonces se convirtieron en mis mejores amigas.
Este amor por la
lectura llega hasta el día de hoy y cae en la misma pregunta antes formulada:
¿Para qué escribir?
Podría yo contestar
esta pregunta diciendo que, escribir, llegó a ser para mí una forma de vida, y
que escribo por necesidad, por miedo, por alegría, por tristeza, por
injusticia, por diversión o por enojo… Y así nunca terminar esta lista. Pero no
le tengan miedo a la escritura. Si tienen ganas de escribir, háganlo y
muéstrenlo y así conocerán el poder de las palabras.
Para finalizar, les propongo dos pequeños ejercicios. Son libres de realizarlos así como de no hacerlos. Pueden publicarlos en los comentarios de esta entrada. No tienen límite de extensión ni un minímo, ¡es un simple comentario! Si quieren pueden realizar un ejercicio y el otro no, ¡todo a su libre albedrío! La idea es poder compartir la opinión y experiencia de cada uno, qué opinan sobre la escritura, cuál fue su primer acercamiento a ella... y si no se acercaron todavía, ¿por qué no hacerlo?
1) Describir poéticamente tu vida si
fueses un león.
2) ¿Por qué escribo?