viernes, 12 de julio de 2013

La Brújula: ¡Qué lindo te queda el rubio!

Modas del pasado, en el presente

Por Juan De Cillis Dorin



Es bien sabido que la moda es un conjunto de fenómenos que perduran a lo largo de los años, trascendiendo clases sociales y géneros, y adaptándose a la época. En su conjunto, representan una increíble historia de bipolaridad que pasó a lo largo de su historia, de un extremo a otro, “atrapando” grandes porcentajes de la población... Se podría decir que hasta a todos, por ejemplo al decir “yo no sigo a la moda” o está “de moda”, pero hoy no ahondaremos en razonamientos filosóficos.
Hoy la brújula viaja a los orígenes de una moda que tiene aproximadamente 2000 años, sí, ¡dos mil años! Y que, actualmente, si bien mutó en sus “métodos” continúa siendo furor principalmente en el público femenino.
El “rubio” es, quizá, el color de pelo más apreciado por la mayoría de las personas, ya sea por su tonalidad parecida al oro, porque represente la “belleza”, o porque Marilyn Monroe era rubia, por alguna extraña razón, es la tintura más preciada por l@s peluquer@s del mundo.
Pero para encontrar los orígenes de esta moda, tenemos que remontarnos al  entonces joven IMPERIO ROMANO.
La República había caído hacía poco ante Augusto, y el imperio comenzaba ahora su período más largo. Las conquistas en la región de Britania (actual Inglaterra) y Germania (actual Alemania, Austria y Suiza aproximadamente) habían poblado a la capital romana de cientos de esclavas rubias, esposas e hijas de los guerreros caídos en batalla.
En Italia, el pelo rubio no era común y, rápidamente, el valor de las esclavas rubias aumentó consideralmente. Pero, ¿por qué? Eran exóticas; sí, pero ¿eso las hacía mejores esclavas?
Las mujeres de las familias patricias no podían permitir que el pelo de sus esclavas sea más bello a los ojos de sus hombres que el suyo, por lo cual las pelucas de pelo rubio extraído de las esclavas, comenzaron a ser muy “populares” en las altas clases de la época.
En cuanto a las clases menos pudientes, estas no podían darse el lujo de quedar atrás en imitar la moda de los patricios y, rápidamente, se inventó un método para que el pelo sea rubio mucho más barato (y menos violento) que el que usaban las mujeres patricias, dando origen al primer tinte para pelo con objetivos de “estar a la moda”. Consistía en una mezcla de lejía y vinagre, esta última puede parecer inaceptable en la actualidad para aplicarse al pelo, pero seguramente no era lo más “asqueroso” de este tinte ya que el primer elemento (la lejía) era un compuesto no muy complejo hecho con ceniza (preferentemente volcánica) y orina que, humana o no, le daba la consistencia líquida a la lejía.

Los límites de la moda, no existen… NI EXISTIERON.      
 

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